Ourol (en castellano Orol) es un municipio de la Provincia de
Lugo. Pertenece a la Comarca de La
Mariña Occidental.
Situación:
El ayuntamiento de
Orol se divide en ocho parroquias: Ambosores,
Bravos, Merille, Miñotos, Orol, San Pantaleón de Cabanas, O Sisto y Gerdiz.
El término municipal está limitado por los municipios de Vicedo y Vivero al norte,
al sur con el de Muras al este con
el de Valadouro y al oeste con el de
Mañón.
Desde un punto de
vista etimológico, Orol (Ourol) se
refiere a una (villa) Aurioli,
de un poseedor medieval llamado Auriolus,
nombre documentado en los siglos X y
XI.
Paleolítico:
En Orol destaca el yacimiento del mesolítico de Xestido en
Miñotos, de industria microlítica laminar y geométrica.
Cultura Megalítica:
La cultura megalítica
se caracteriza por las construcciones de monumentos funerarios. En Orol
aparecen registrados los siguientes túmulos:
A
Veiga en San Pantaleón de Cabanas:
túmulo semiesférico.
Sus dimensiones son de aproximadamente 12 metros de
diámetro y 1,30 metros de altura.
Penido
Viejo/Huchas de Penido Viejo:
túmulo de unas dimensiones de aproximadamente 16 metros, presenta una altura
máxima de 130 cm. Presenta cámara megalítica que conserva la cubierta.
Túmulo
1 de Pena do Toxo
Túmulo
2 de Pena do Toxo
Túmulos
de Monte Cristo de los Callós:
necrópolis formada por siete túmulos.
Petroglifos:
En Orol aparecen
catalogados trece petroglifos en el lugar de Chao de Sinás y Coto de Xesto en la parroquia de Miñotos.
Castros:
Castro de Penagateira, Bravos: castro de forma vagamente circular.
Castro de O Turrillón, Miñotos: de estructura sencilla, circular.
Castro, Sisto
Castro de Santa Apolonia, Goio, Gerdiz: castro circular con terraza. Hay una
capilla construida en la parte posterior de la terraza, la capilla de Santa
Apolonia del siglo XVI.
Romanización:
En Orol se encontraron
los siguientes restos que demuestran la presencia romana:
Ara
Lares Viais de Casas Vellas (Miñotos). Se encontró en un muro, en un camino real. Dedicada por
el hijo de Flavus en cumplimiento de una promesa.
Ara
romana encontrada en Gerdiz:
dedicada por Seguia, hija de Catulia y esposa de Severino. Actualmente se
encuentra en el Museo Provincial de Lugo.
Edad Media/Contemporanea:
Entre los siglos IX y
XI se crearon las feligresías históricas de Orol, Bravos, Cabanas, Merille,
Miñotos y Gerdiz.
En 1392 el caballero Fernán Pérez de Andrade obtuvo
autorización para edificar tres iglesias en las montañas del Sor. Durante la
mayor parte de la Edad Media, en Orol tuvo especial preponderancia las
autoridad religiosa, y sólo en los últimos años tomaría preeminencia el poder
de los señores feudales.
El 31 de diciembre de 1840 se constituye el nuevo
ayuntamiento, que se denominará "Ayuntamiento Constitucional de Orol", a partir del cual
se crea como municipio independiente de Vivero.
Romería de Fátima en Ourol. La parroquia de Santiago de Bravos, en el
municipio de Ourol, celebrará la Romería
de Fátima a lo largo de varias jornadas del mes de Mayo.
L A L E Y E
N D A :
Goidniu, la cierva do Castrobo y su hijo Oisin
Goidniu era el rey de la tribu de los Lemavi, que se
aposentaron en lo que hoy son As Mariñas
Occidentales
Si había algo
que apasionaba al gran Goidniu era la caza y sus animales, cierto día en que él
y sus compañeros regresaban de una cacería en el monte Castrobo ( Castro bueno), su camino se cruzó con una cierva que
todos se apresuraron a perseguir, pronto todos fueron quedando atrás, exceptuando a Goidniu y a sus dos perros,
Cred y Cian. Estos canes eran los mejores de toda Gallaecia y Goidniu los
quería como si de dos amigos se tratara.
El origen de los animales fue muy peculiar, ya que habían sido concebidos por
Eithne, tía de Goidniu, transformada en perra por un encantamiento.
Cuando la
cacería se dirigía hacia un valle, la cierva se detuvo agotada, cuando los
perros se acercaron a ella comenzaron a jugar lamiéndola la cara, ante estos
hechos Goidniu ordenó que nadie hiciera daño al animal y ella los siguió en el
camino de regreso a casa.
Durante esa
noche mientras Goidniu dormía en sus aposentos, fue despertado por un ruido,
viendo junto a su cama a la mujer más hermosa sobre la que había posado nunca
la vista, quien comenzó a contarle su historia.
«Oh, Goidniu, soy Saba, la cierva que no quisiste cazar
hoy. Mi cuerpo había sido transformado en animal por el druida de la tierra de
las hadas, ya que no quise entregarle mi amor permaneciendo
durante tres años de esta forma. Pero uno de sus esclavos, apiadándose de mí,
me reveló que si podía llegar hasta vuestra fortaleza de Alien volvería a mi
forma original, y aunque temía ser destrozada por los perros, o herida por los
cazadores, decidí cruzarme con vuestra partida de caza, y por eso sólo me dejé
alcanzar por vos, y por Cred y Cian, quienes por su naturaleza medio humana no
me harían daño.»
Goidniu quedó
conmovido por la historia relatada por la joven, y la permitió permanecer en su
tierra por el tiempo que quisiera, pero Saba terminó enamorándose de su
salvador Goidniu, que decidió hacerla su esposa, profesándose un amor tan
profundo que no se separaron durante varios meses. Pero un día llegó la noticia de que barcos de guerra de los bárbaros
del norte estaban en la bahía Nuada (lo que hoy es Covas), por lo que
Goidniu reunió a sus hombres y dirigiéndose a ellos y a su esposa les dijo:
«Los hombres de Gallaecia nos dan tributo y hospitalidad para que los
defendamos de los invasores, y sería una vergüenza aceptar los pagos sin dar de
nuestra parte lo que se pide».
Sólo se ausentó
Goidniu durante siete días, hasta que los escandinavos se alejaron de las
costas, al octavo día regresó entre los suyos, pero la tristeza estaba presente
entre sus paisanos, su esposa no estaba en la muralla esperando su regreso, y
ante los ruegos de Goidniu, le contaron lo que había sucedido, cuando su
esposa, Saba, esperaba ansiosa su regreso, apareció el que creyó su esposo
junto con sus dos perros, mientras se escuchaba la llamada de caza de los de Ourol. Saba corrió hacia la verja a
recibir a su amado esposo, pero el falso Goidniu blandió una varita de avellano
y la convirtió de nuevo en una cierva.
Sus perros
comenzaron a perseguirla haciéndola huir y aunque los hombres tomaron todas las
armas que pudieron y salieron en busca del hechicero no encontraron a nadie, ni
al druida ni a Saba.
Goidniu desolado
se retiró a su habitación encerrándose allí un día completo, al día siguiente
continuó ocupándose de los asuntos de Ourol como siempre, pero la tristeza lo
había embargado y durante siete años buscó a Saba por cañadas, bosques y cuevas
de toda Gallaecia, acompañado únicamente por sus fieles perros, hasta que
perdió toda esperanza y renunció a encontrarla.
Unos años más tarde, mientras practicaba su
afición predilecta, la caza en el Castrobo oyó que los perros gruñían, él y
sus hombres corrieron hacia ellos y encontraron que los canes intentaban
acercarse a un niño de largos cabellos rubios, que estaba siendo protegido por
sus fieles animales Cred y Cian. Los de
Ourol apartaron a los perros y se llevaron con ellos al muchacho que, después
de un tiempo, aprendió a hablar relatándoles su historia.
El muchacho no
sabía quiénes podían ser su padre o su madre, ya que había vivido siempre en un
profundo valle flanqueado por enormes acantilados, siempre al cuidado de una
cierva dulce y cariñosa, desde pequeño se alimentaba durante el verano de
frutos silvestres y durante el invierno se mantenía con las provisiones que
guardaba en su cueva. En ocasiones, aparecía en el valle un hombre de aspecto
siniestro que hablaba con la cierva, profiriendo duras amenazas, pero el
animal siempre huía de él.
Cierto día, el
hombre llegó y después de discutir con la cierva la tocó con una varita de
avellano y la obligó a seguirlo, sin mirar atrás. El pequeño intentó ir tras
ellos pero vio aterrado cómo no podía mover su cuerpo, por lo que comenzó a
llorar de rabia y pena, hasta que cayó al suelo al perder el sentido.
Cuando recuperó
la consciencia intentó encontrar a la cierva, por lo que se aventuró lejos de
su conocido valle, llegando hasta la ladera de la montaña del Castrobo ( Castro bueno ), en donde los
perros lo habían encontrado.
Goidniu,
conmovido, creyó reconocer en la cierva a su amada Saba y i el pequeño al que
podría ser su hijo, así le llamó Oisin, «pequeño cervo», y lo educó
hasta que se convirtió en un gran guerrero, a la vez le dominaba otras artes
como la música.
Santiago Lorenzo Sueiro
Presidente de Alianzagalega