May 7, 2015

Cómo triunfar hoy en la venta moderna



La persona que quiera tener éxito hoy en día en las ventas, debe darse cuenta que la manera de vender ha cambiado radicalmente.  Hoy el cliente está mucho más informado que en épocas pasadas. El manantial de información que les llega  a través de todos sus sentidos, vista, oído, olfato, gusto y tacto es tan vasto que su mente tuvo que aprender y adaptarse para seleccionar solamente lo que cree es importante, y desechar -cree él, pero lo absorbe el subconsciente sin darse cuenta- lo demás.  En muchas oportunidades está más informado el cliente de los productos del mercado que el mismo vendedor de su competencia.

Debido a eso el cliente tuvo que desarrollar, y hacerse más consciente de algunas señales de alarma que emanan de su subconsciente y que anteriormente las pasaba desapercibidas, o no les daba la jerarquía  que merecía,  aunque sentía cierta incomodidad pero asumía que no eran importantes.

¿Cómo se vendía antes?. El vendedor le bastaba con  estudiar y aprender las 1000 formas de cierre de la venta y las 5600 maneras de rebatir las objeciones que le presentaba el cliente. Se aprendió, al caletre,  que cuando le diga que el “producto es muy caro”, él debía responderle “mi querido cliente mi producto es caro? ¿caro con respecto a qué?”, o “mi querido cliente Ud. cree que si fuera caro yo se lo vendría a ofrecer? . Es decir si el cliente le objetaba “X”, el vendedor respondía “Y”; si le objetaba “P”, él respondía “J”, y así consecutivamente. El vendedor se convertía en una enciclopedia de memoria ambulante. Se tenía que aprender las 86.347 maneras de rebatir las objeciones.

Igual pasaba con el cierre de venta. Se aprendía el cierre “Clavito”, el Cierre “Anclaje”, el cierre “Chasis”, el cierre .. “Chinito”, el Cierre “Winston” , el cierre …..  etc, etc, etc.

El vendedor se convertía en una máquina de responder automáticamente a las preguntas del cliente. Le importaba muy poco el parecer y las necesidades del cliente. Para el vendedor lo que le interesaba era vender, cerrar el trato. Llevar el cheque o el pedido a la empresa. Pero… , siempre el bendito pero, empezaron a notar que algo no funcionaba bien y que se estaba incrementado. Las estadísticas de anulaciones de pedidos y de renovaciones de pedidos tenían una alta tasa de incidencia. Empezaron a notar que este tipo de ventas funcionaba muy bien cuando el cliente era momentáneo, cuando nunca más lo iban a ver, cuando había un intercambio de producto y dinero inmediato y nunca más habría un contacto vendedor cliente.

¿Se acuerdan ustedes de las famosas películas del oeste americano, donde había una carreta que vendía una loción “mágica” para la caída del cabello; o una loción “mágica” para quitarse las pecas en dos días, o cualquier otra loción mágica que curaba todo , sabañones, callos, urticarias, etc.? .

El vendedor era un charlatán  que se esmeraba en utilizar palabras claves de manipulación  “sólo me quedan 10, aprovechen esta última oportunidad, … etc.
Y algunos ingenuos las compraban sin poder constatar  que realmente funcionaba la famosa solución acuosa. Estos llegaban rápidamente a su casa dispuesto a distribuir adecuadamente dicha solución en los sendos pies con la finalidad de curarse de los indeseados sabañones que por tanto tiempo le atormentaban.

Y así fue. Roció adecuadamente, como explicaba las indicaciones anexadas en la botella, y se dispuso a dormir con la esperanza de ver en la mañana a sus lindos pies de nuevo exentos de esa enfermedad que tanto tiempo lo había molestado.

 Al amanecer el día suelta las cobijas nocturnas y se apresta a ver sus lindos pies… pero… ve con asombro y amplio temor  que tiene los pies deformes por la hinchazón, además de un pálido color azul que le estaba recorriendo la piel produciendo  enormes llagas llenas de pus, producto de la irritación e infección producida por la ausencia de asepsia adecuada en dicha solución.

Inmediatamente se monta en su caballo a reclamarle al vendedor su mentira, manipulación, su venta engañosa y demandarlo con el sheriff.

Y llega al puesto donde estaba la carreta el día que compró el famoso líquido y … a que no adivinan?  ¡No estaba! , ¡ Se había ido!. ¡A otro pueblo!, a buscar otros incrédulos clientes. A él no le importaba el cliente porque nunca más lo iba a ver.  
Es decir el cliente tenía poca importancia en la venta. Eso les funcionaba muy bien con un producto o servicio que no hubiera donde nunca más vieras al cliente. Pero cuando eran productos o servicios con renovaciones, o que se ingresaba al cliente en una base de datos para contactarlo en otra oportunidad para venderle otro servicio o producto, pues  este tipo de ventas tenía muchas fallas, además de producir grandes pérdidas para la empresa ya que, la gran mayoría de ellas, tenían un mercadeo de oferta inicial a un bajo precio, posiblemente con algunas pérdidas,  con la finalidad de enganchar al cliente  y ganar durante las renovaciones que él realizaba.

De igual manera los vendedores empezaron a notar que después de vender así, cada vez que llamaban por teléfono al cliente, o lo iban a visitar, … la gran mayoría de las veces ¡no se encontraba!. ¡Qué casualidad! ¿Qué estaba ocurriendo?. ¿Por qué había ventas pero se caían muchas renovaciones?. La respuesta que le dieron los grandes investigadores de la conducta humana fue sorprendente para los vendedores de antes: ¡Los clientes se sienten manipulados!¡Ellos no quieren ver de nuevo a ese vendedor que los presionó y los manipuló para comprar! .  ¡Ellos se están dando cuenta cuando el vendedor quiere vender solo para ganarse su comisión, o cuando quiere vender para que el cliente se beneficie, para que el cliente esté mejor, al adquirir su producto o servicio, de lo que estaba antes de conocerlo a él.

Esa “sensación” que percibían los clientes no era nueva, siempre la tuvieron. Lo que pasaba es que no le asignaban tanta importancia porque no había mucha competencia. Compraban presionados o manipulados, y luego justificaban lo que hicieron ajustando una razón “lógica” para no sentirse locos, ni que hicieron algo que estaba en contra de su voluntad.  Eran empresas regionales, no llegaban productos o servicios fuera de la región. Pero con los avances tecnológicos y de comunicaciones, la región se convirtió en mercado mundial y hubo que perfeccionar el producto, el servicio y ¡la atención al cliente!, había que tomar más en cuenta al cliente.   ¡La nueva venta debía tener como centro al cliente y no al vendedor!

La venta basada en el cierre y en rebatir las objeciones es una venta que aún es utilizada por algunos que se autoproclaman como “vendedores” y que los llevará arrolladoramente hacia el fracaso continuo. Además de desprestigiar, aún más, la palabra “vendedor” y hacerle la tarea más difícil a los verdaderos ejecutivos que sí tienen la venta como una auténtica profesión.  El viejo estilo de vender  es un estilo no profesional que se  debe eliminar totalmente de la labor de un ejecutivo de venta. Este estilo produce en el cliente sentimientos  de  manipulación, presión, baja confianza, interés en la comisión del vendedor en vez de la mejoría del cliente. Él  no siente que es importante para el vendedor por lo que produce baja fidelización, pésima imagen para la empresa  y bajo deseo de otro futuro contacto.

Si queremos realizar una venta efectiva, una venta exitosa, una venta duradera, debemos poner el foco en el cliente, debemos tener como lo más importante el bienestar del cliente con nuestros productos o servicios.  

El 100% de una labor que se considere venta exitosa se debe desglosar en el siguiente esquema de   conocimiento por parte del vendedor: 

Un 10% de conocimiento de técnicas de cierre. Porque el vendedor debe saber cuándo cerrar y los momentos de cierre, señales y/o aprobación por parte del cliente. Debe saber las señales que le indican oportunamente que ha llegado el momento de cierre y … cerrar. La venta no se cierra sola. Hay que saber el momento adecuado, justo, para aplicar el cierre. Si ese momento pasa es posible que se pierda la efectividad del cierre y  no se efectúe la venta.   Pero el cierre se debe hacer sin presión, sin repetición,  y como se debe efectuar una sola vez, es vital conocer el momento ideal para aplicarlo.

Un 15% de conocimiento de cómo rebatir y responder las objeciones. Saber distinguir cuando  es una objeción real y dominar las destrezas de responder preguntas.

Un 30% de conocimiento sobre la forma de cómo averiguar y solucionar las necesidades del cliente.  Para eso es necesario conocer   el arte de hacer preguntas. ¿Cuáles formular? ¿De qué manera?, ¿Qué palabras decir y cuales evitar?. Etc. 

Un 45% de conocimiento de  las habilidades, destrezas y habilidades de cómo COMUNICARSE EFECTIVAMENTE con el cliente. Este punto es vital si uno quiere mantener a un cliente fidelizado.  Acá está la base de una buena relación, de la  generación de confianza, de la claridad de opinión entre uno y otro, la libertad de una comunicación con conceptos íntimos  sin temor a que sean divulgados, ni  juzgados, ni criticados.

La venta Exitosa (Venta que fidelice a los clientes) está conformada en un 19% del conocimiento del producto o servicio y un 81% del saber comunicarse adecuadamente con el cliente. El conocimiento del producto o servicio por sí solo no vende. Sin embargo si sabes manejar el arte de la comunicación efectiva con el cliente, puedes vender lo que quieras. Si no tienes el  producto que el cliente necesita,  él te va a decir que se lo consigas, porque has generado una gran confianza en él.

Cuántas veces ha ocurrido que en una cierta licitación presentan varios precios de artículos parecidos y cuando van a decidir a quién otorgársela  le dicen a un vendedor en particular: “tu cotización no fue la mejor … pero si tú me consigues este producto que fue el que ganó, te doy la cuenta a ti. 

¿Qué pasó ahí? ¿Cuál es la razón de que haya ocurrido este fenómeno?. ¿Es suerte? ¿Es magia? Es simple, muy simple. El vendedor dominó el arte de comunicación efectiva con el cliente. En vez de hablar del producto y sus características se dedicó a dominar el Arte de comunicarse efectivamente con el cliente. Puso el foco en él y no en el producto o servicio.-  


Saber manejar las artes de la comunicación efectiva con el cliente produce clientes fidelizados, ampliación de la cartera clientelar, alto incremento en la venta de los productos o servicios deseados por la empresa, mayores ingresos para la empresa y el vendedor, y unos clientes fieles para toda la vida.