Cerca de Pontevedra hay un monasterio
mercedario, el de San Xoan de Poio,
que está emplazado en un bello altozano que domina la ría de Pontevedra y que
está rodeado de tupidos pinares, extensas huertas y verdes prados que terminan
en la ría y justo enfrente, la isla de
Tambo, en la que vivían unos ermitaños que tenían una capilla dedicada a Nuestra Señora de Gracia y allí
residieron hasta que la isla fue invadida hacia 1589 por los piratas ingleses
mandados por Francis
Drake, en su guerra contra las
flotas de Felipe II, quien arrasó la isla, prendió fuego a la iglesia y arrojó
al mar las imágenes.
La imagen de Nuestra Señora de Gracia
fue recogida por los pescadores de Combarro.
Lo que acabo de contar es sólo para que
os hagáis una idea del lugar, pues para adentrarnos en el tema de hoy debemos
de visitar el monasterio y más concretamente su iglesia pues allí, en un rincón
de la capilla del Cristo, llama la atención por su antigüedad, tal vez del
siglo VIII, un sencillo sarcófago visigótico que despierta nuestra
curiosidad y nos lleva a investigar a quien pertenece.
La información recogida, nos cuenta que
ese es el sepulcro de santa Trahamunda, santa casi ignorada en casi todas las
iconografías religiosas y que es, aquí viene lo curioso, la patrona de la saudade o da morriña, sentimiento que ella padeció y de ahí que se
la llame la saudosa o da morriña.
Para aquellos que no conozcan la lengua gallega, bellísima por cierto, la saudade también conocida por morriña es un sentimiento difícil de definir y que es una mezcla de soledad, nostalgia, añoranza, dolor, pesar y recuerdo causado por la ausencia de una persona querida, de la patria o de un tiempo feliz. Un sentir inexplicable e impreciso que como decía Rosalía de Castro: “que viene de no sé cuándo, de no sé dónde y de no sé qué”.
Cuenta
la leyenda, que Trahamunda era una monja que vivía en
el convento de San Martiño.
Nusayr emprendió
campañas de conquista junto con Tariq.
Por entonces, Mugith se traslado a Galicia, portando la orden califal de
Córdoba de que tanto Ibn Nusayr como
Tariq debían regresar de inmediato a
Córdoba para dar cumplida cuenta en persona al califa. Ibn Nusayr se internó por tierras Gallegas en dirección al mar,
obligando a los naturales del lugar a refugiarse en las montañas gallegas. Cuando
los moros se internaron por Galicia una de las cosas que solían llevarse eran
las mujeres hermosas para los harenes. Y prendado de la monja Trahamunda se la
llevo consigo.
Trahamunda, que era joven y bellísima, fue llevada a
Córdoba, y allí intentaron que renunciara a su fe pero ella se negó una y otra
vez. Por lo que fue torturada y encarcelada.
La encerraron en una celda durante
varios años y la saudade o morriña
fue apoderándose de ella cada vez más hasta que en la víspera de la noche
de San Juan - tan celebrada en Galicia - fue invadida por un intenso
sentimiento, una especie de dulce angustia de estar en su tierra con los suyos.
En su mazmorra al atardecer apareció un ángel
que le dio una rama de palma, con la
que viajó a Galicia transportada por el mismo ángel. Más tarde, plantó la palma cerca del que hoy es el monasterio de Poyo donde germinó
y se mantuvo hasta el siglo XVI. Y así pudo gozar de los fastos de
la jornada y allí pasó devotamente el resto de sus días y al fin, allí fue
enterrada.
Las gentes cuando supieron del prodigio
comenzaron a rendirle culto y dicen que encomendándose a ella se hace más dulce y menos agobiante el
sentirse lejos a uno, de su tierra, ósea saudoso o morriñoso.
También
dicen que evita la sordera y los males del oído, quizás por esto puede ser más
conocida, pero lo entrañable es que exista una
patrona de la saudade o morriña.