La relación
digital con los clientes es capaz de aportar una gran cantidad de información a
las empresas, una información que debe ser bien aprovechada, tratada y
convertida en conocimiento del mercado y en know how, algo fundamental para
indagar en los gustos de los consumidores y saber exactamente qué es lo que
éstos esperan de los productos y servicios ofrecidos. Para realizar este
proceso correctamente, a continuación exponemos algunos consejos.
Aumentar los
canales digitales. En primer lugar, hay que intentar incrementar y potenciar,
en la medida de lo posible, el número de canales digitales a través de los que
la compañía mantiene relación con sus actuales y potenciales clientes. No basta
con tener una página web, sino que también es conveniente escuchar día a día en
las redes sociales y crear otras herramientas como newsletters, blogs, revistas
electrónicas, encuestas y cualquier otro puente de comunicación y contacto con
los consumidores. A través de ellos se informará, pero también se recibirá el
correspondiente feed back del público acerca de su interés por los productos,
servicios y novedades.
Dinamizar los
contenidos. Hay quien considera que disponer de una web -o de cualquier otra
herramienta de comunicación- es suficiente y, además, apenas realiza actualizaciones
o modificaciones en ella desde que la creó. Se trata de un gran error, ya que
no hay peor canal de comunicación que el que da la apariencia de estar
“muerto”. Para que esto no suceda, es imprescindible dinamizar continuamente
los contenidos, ofreciendo datos y elementos de interés, es decir aportando
“aire fresco” informativo de manera constante. Aquí la web o el blog actuarían
como ‘país’ y las redes sociales como ‘embajadas’. Tenga un país vivo y utilice
sus embajadas para mostrarlo.
Facilitar
fórmulas de contacto. Otro gran error que cometen algunas empresas es ocultar
su teléfono, lo que hace desistir a algunas personas -sobre todo a las más
reacias al correo electrónico- de ponerse en contacto con ellas. Para que la
relación sea fluida y eficaz, la compañía debe facilitar, de forma clara y
visible, las suficientes fórmulas para que cualquier cliente se decida
rápidamente a solicitar más información, bien sea a través del teléfono, del
correo electrónico, de un cuestionario o, por supuesto, las redes sociales.
Clasificar y
analizar la información. Toda la información recabada por la empresa a través
de sus diferentes canales de comunicación con los clientes debe ser clasificada
convenientemente, segmentada y analizada en profundidad. Solo así tendrá la
utilidad que se espera de ella y servirá para conocer las preferencias del
público (según tramos de edad, población, residencia, profesiones…), la mayor o
menor aceptación de unos y otros productos y servicios, las expectativas, las nuevas
tendencias, etc. Meta a su empresa en el mundo Big Data, cuanto antes mejor.
Tomar decisiones de negocio. Una vez estudiada
y analizada en profundidad toda la información anterior, la empresa contará con
los datos suficientes para tomar las decisiones estratégicas más adecuadas y
convenientes para el negocio. Por ejemplo, si le conviene potenciar unos
productos y olvidarse de otros, reconducir su estrategia de marketing,
enfocarse hacia otro tipo de público, etc.
Fuente: http://asesoresdepymes.com