Ponteareas (oficialmente y en castellano Puenteareas,
cuya traducción literal es «Puente-Arenas»)
es un municipio de la provincia de Pontevedra, en la comunidad autónoma de Galicia, y una villa de dicho municipio, capital del
mismo. Es una de las localidades más grandes del interior de la provincia de
Pontevedra.
Esta área geográfica
formó parte de la provincia de Tuy
hasta la división constitucional y la reforma posterior, que derivó en su
inclusión definitiva en la provincia de Pontevedra. La totalidad de sus parroquias se integraba
en las jurisdicciones de Sobroso,
con señorío del marqués de Sobroso;
la de Oliveira, con señorío del obispo de Tuy; y la de Salvatierra, con señorío del conde de Salvatierra.
En este territorio,
en los primeros años del siglo XIX, estuvo constituido por los municipios de Ponteareas, Guláns y Areas (topónimo
gallego que significa arena ). Iniciado el proceso de constitución definitiva
de los municipios actuales, dentro del partido judicial de Puenteareas, se
crean el municipio de Ponteareas, junto con los de Mondariz, Setados (posteriormente
situado en As Neves) y Salvatierra do Miño. Desde entonces permanece
inalterable en su estructura y delimitación geográfica.
San Breixo
Arcos es una parroquia que se localiza en el municipio de Ponteareas. Según el
padrón municipal de 2013 tenía
488 habitantes (240 mujeres y 248 hombres),
distribuidos en 11 entidades de población, lo que representa un
ligero aumento con respecto a 2004 cuando contaba con 445 habitantes.
En 991 fue donado por el rey Vermudo II a la Iglesia de Santiago.
En ella hay un monasterio de la Orden del Temple. En 1377 el obispo tudense Juan
Castro dio su
iglesia varias tierras, algunos ubicados en esta parroquia, por
lo que podría tener capellanes.
La Leyenda:
“ LA PEÑA DE LOS ENAMORADOS “
En la parroquia de San Breixo
de Arcos,
ayuntamiento de Puenteáreas, provincia
de Pontevedra, existe el llamado dolmen, conocido po “ A Pena dos Namorados “ (La Peña de los
Enamorados), que, como no podía dejar de ser, debe este nombre a una
leyenda de amor infeliz.
Es una colosal piedra abaladiza (Oscilante), tiene unos
veinticuatro metros de largo por tres y medio de grueso en la parte más delgada
y cinco en la mas gruesa, que se asienta sobre otra de parecida largura
enterrada en el suelo.la parte delgada se apoya sobre un trozo de roca de unos
tres metros de grueso. A mi entender, no es un
dolmen, aun cuando si pudo originarse en la época megalítica por un fenómeno de
la naturaleza; su pulimentación se debería a los elementos (vientos y lluvias) y no a la mano del
hombre, que por aquellos tiempos no disponía de grúas para mover masas tan
enormes y pesadas, ni de elementos mecánicos para pulirlas.
Vamos ahora a la leyenda:
El
castillo de Sobroso,
que está en aquellas inmediaciones, pertenecía a Don Álvaro de Sarmiento, que tenía una hija llamada Alda o como
cariñosamente le llamaban sus familiares Aldina.
Esta joven gustaba de realizar pequeños paseos a caballo, recorriendo los
alrededores del castillo a través de las verdes campiñas y cruzando los
frondosos robledales y sotos de castaños.
Con frecuencia, la joven condesita
bordeaba la falda del monte de la
Picaraña, en cuya cima se alzaba un pequeño castillo propiedad del Señor Don Tristán de Abarca, joven caballero
al cual no veía con buenos ojos Don Álvaro porque había discutido con él, por
cuestiones de limite de condados. Pero a nadie llamaba la atención aquellas
excursiones hípicas de Aldina.
Pero
Don Álvaro regresando de Granada,
donde había estado luchando contra los moros al lado de los Reyes Católicos,
quiso ver a su hija; mas Aldina no
estaba en el castillo. No había regresado aún de su acostumbrado paseo.
No le agradó esto a Don Álvaro. Quizá
sospecho alguna cosa. Pero, observando que día tras día se repetían las
salidas, quiso indagar adónde iba.
Encargo a un joven paje de seguir a la
condesita y espiarla, lo que pudo
informarle de haber visto a la condesita en compañía de Don Tristán, bajo la
piedra de abalar.
A pesar de que podía considerarse una
falta grave, lo hubiese perdonado quizá si fuese otro caballero; pero siendo
Tristán, con el cual no mantenía buenas relaciones, lo considero un ultraje. Y
se juró que le castigaría.
Don
Álvaro salió una tarde en dirección a la piedra oscilante. Allí se ocultó, y al
llegar el joven Tristán, le mató, atravesándole de una estocada. Luego arrastró el cuerpo inanimado
y, habiéndole dejado cubierto por la maleza y los ramajes que crecían allí
cerca, volvió al castillo dando un rodeo.
En vano esperó Aldina a su amado. En
vano le esperó al día siguiente. Acongojada y temerosa, regresó a Sobroso y se
recogió en su cámara, manteniéndose toda la noche en una muda desesperación;
pero, no habiéndose enterado la enamorada, volvió una vez más junto a la
colosal piedra oscilante.
Y
sucedió que, al tiempo de ponerse el sol, se le apareció un caballero vestido
de negro que descendió de un alazán muy conocido por ella. ¿Quién era aquel
caballero?. Al pronto no le conoció, pues llevaba el rostro cubierto por un
velo; pero el porte, la figura…….
¡Tristán! Grito con alborozo ¡ Al fin has venido! Pero estos días ……..
Unas campanas doblaron a muerto en la
lejanía y, con terror, la joven desconsolada oyó unas lúgubres palabras que
decían :
Esas campanas anuncian
mi entierro. Nuestro amor ha sido truncado por la muerte.
Y el fantasma volvió a montar en su
caballo y desapareció entre la bruma .
Aldina
volvió al castillo desolado.
Se encerró en su cámara y allí permaneció hasta que, al cabo de algunos días, se cerraron todas las ventanas del castillo y
se abrió la puerta para dar paso al cortejo de su entierro.
(Hay otra versión que no la da por muerta, sino que la hace
ingresar en el convento de la Anunciación de Bayona. Y su padre en Santa María la Real de Oya, parece ser
que allí vivió algún tiempo un monje silencioso y taciturno que se llamó en
vida Don Álvaro de Sarmiento.)