Ourense – Ribadavia y Las Burgas (Manantiales de agua caliente)
Existen dudas sobre la etimología del
topónimo Ourense. La primera teoría señala que fue bautizada por los
romanos posiblemente como «La ciudad del oro» (Auriense) por su enorme abundancia de este
metal. Otra teoría postula que el nombre de la ciudad proviniera del latín aquae urente («aguas abrasadoras»), o del germánico warmse («lago caliente»), por sus conocidas fuentes de aguas
termales, conocidas como Burgas (nombre
derivado del bajo latín burca, que significa pila).
Durante la época sueva se supone que la ciudad llegó ser corte real durante el
reinado de Karriarico y Teodomiro,
que ordenó la edificación de la primera iglesia en honor de San Martín de Tours, patrón de la ciudad,
agradecido por la curación de uno de sus hijos. Una vez unido el reino suevo al
visigodo se produce un vacío documental. En la Hispania visigoda fue sede
episcopal de la iglesia católica,
sufragánea de la Archidiócesis de
Braga que comprendía la antigua provincia romana de Gallaecia en la diócesis de
Hispania. Se supone que sufrió las incursiones de árabes y normandos en el
siglo X y XI, tras el cual, se inicia
una lenta recuperación.
Tres cousas hai en Ourense, ( Tres cosas hay en Orese )
que non as hai en España,
( que no las hay en España )
o Santo Cristo, a Ponte,
( el Santo Cristo, el Puente )
e as Burgas fervendo auga. ( y las Burgas hirviendo agua )
Ribadavia: Los
primeros pobladores de Ribadavia fueron los celtas,
quienes fueron atraídos a la zona no solo por su belleza, sino por las riquezas de sus minas y
montañas, el oro en el lecho de los ríos y las aguas termales cargadas de
minerales.
En el año 754, las tropas musulmanas de Abdul-Azis asolaron la región de Orense, que fue conquistada en el
año 793 por Abdul-Malek. Entre los
siglos VII y XII, la proliferación de monasterios y fortalezas contribuye al
desarrollo de la agricultura bajo la comunidad del Monasterio de Arnoia y también se atribuye a esta época el mote de territorio de castela o tierra de castillos. Entre
1065-1071, obtuvo el título de capital del Reino de Galicia durante el reinado
de Don García.
En el año 1375, Enrique II de Trastámara nombra a Don Pedro Ruiz Sarmiento señor de Ribadavia y Adelantado Mayor del
Reino de Galicia por su apoyo en la guerra dinástica contra su hermanastro,
Pedro I, con lo que comienza el señorío de Ribadavia con los Sarmiento, lo que
ocasiona la pérdida del estatuto de villa realenga.
( OURENSE DE ORO - INSTANTE
ETERNO ) Si lo ves te enamoras.
La Leyenda:
Bien conocidas son y famosas, las BURGAS de Ourense, esas fuentes de agua casi hirviente que manan sin
interrupción, proporcionando a la población grandes servicios.
Pues las Burgas tienen también sus leyendas. Una de ellas es la de cómo y
por qué fluyen allí esas aguas; y es la siguiente:
Hace muchísimos años moraba en uno de
los montes cercanos de Ribadavia,
entre los riscos de la altura, un famoso
asceta que atendía el culto de una
pequeña ermita y pasaba la vida entre rezos y penitencias, ayunos y
sacrificios. Era muy estimado de cuantos le conocían y, como sabían las
dificultades que el santo varón tenia para su subsistencia, algunas veces le
llevaban alimentos, a la vez que iban en procura de sus consejos y bendiciones.
Se llamaba Pedro y se decía que era
hijo de unos campesinos; pero lo cierto era que de virtud y doctrina sabia más que el señor cura de la parroquia
y hasta se susurraba que había hecho
algunos milagros.
Una vez, Pedro el ermitaño enfermó;
fue una tarde de otoño, cuando las hojas de los árboles amarilleaban y el sol
se ocultaba entre reflejos dorados.
¡Bendito sea
Dios! . Dijo. Parece que Él me llama asi. Soy ya
muy viejo y alguna vez ha de acabarse la vida del hombre.
Y resignadamente se sentó a la puerta
de la ermita.
Pero acertó a pasar por allí un joven
pastor que conducía un rebaño de ovejas y, al verle tan caído, le preguntó si
necesitaba alguna cosa.
Me encuentro mal – respondió el santo - ; pero Dios
dispondrá lo que ha de ser.
Señor – dijo el joven – yo voy camino de
la aldea con estos carneros, y cuando los haya dejado volveré con un médico.
Y se fue, aligerando el paso del
rebaño, que corrió monte abajo.
Volvió ya con noche el pastor
acompañado del médico, quien, después de examinar a Pedro, le dijo que tomara
un cocimiento de unas hierbas que había traído y se acostara y amantara bien.
El mismo joven le preparó la tisana y le cubrió con una manta que traía.
Después se marcharon, dejando a Pedro tranquilo, aun cuando tosía con una tos
seca de ovella ( oveja), que se le
fue calmando hasta quedarse dormido.
Desde entonces el pastor siempre
procuraba pasar por la ermita y hacer un poco de compañía al señor Pedro, por
lo cual este se había encariñado con el rapaz
( joven ), y le iba instruyendo y predicando la bondad.
En Ribadavia había una taberna y el
tabernero tenia una hija llamada Aurora, una belleza de mujer. Pero en el
ambiente tabernario había recibido no muy santas enseñanzas, por lo que era
caprichosa al sentirse solicitada por los muchachos que deseaban obtener sus
amores.
Pero ella se encapricho por el mozo
pastor, aunque este no le hacía mucho caso.
Por fin, después de muchos intentos,
le dijo un día:
¡ Estoy enamorada
de ti ! Mirame, ¿ No soy guapa? ¿ No me
quieres?.
Si,eres guapa, respondió él ; pero eres
diabólica…., serias mi perdición. Y se fue apresuradamente.
Aurora se sintió humillada y herida en
su amor propio y juró vengarse. Y cuando volvió el mozo a comprar un poco de
sal y de azúcar, después de servírselo, y como estaban solos, le echó los
brazos al cuello y lo besó, mientras le metía en el bolsillo una cosa de que él
no pudo apercibirse.
Y como el se apartó de ella
bruscamente y huyó, encolerizada la muchacha salió tras él, gritando:
¡ Al ladrón, al
ladrón, detenerlo !. Y a la vez le tiraba piedras.
El mozo corría y pronto le
persiguieron algunas gentes. Otras mujeres del pueblo y mozalbetes lanzándole
también pedruscos; pronto fue derribado
y muerto sin que muchos de sus perseguidores pudieran saber por qué.
Pero en el farnel ( zurrón ) que llevaba el infeliz se encontró el cáliz de la iglesia, que había sido
robado. Robado por Aurora para este
objeto; para vengarse del desprecio.
Súpose después que aquel mozo era el
pastor que visitaba al ermitaño del monte y le llevaba provisiones. Y el Santo Pedro lloró la muerte de su joven
amigo y tuvo también su momento de dolor
y de coraje y el primer mal pensamiento
en su vida ascética y humilde.
Y se dice que el santo iba conduciendo los secretos canales del agua
caliente de las burgas hacia Ribadavia; pero, ante aquella cruel acción de los
que habían matado a un inocente, huyó para Ourense y allí hizo fluir las
hirvientes y famosas <>.
Después, dice la leyenda, extendió
sobre las aguas del niño su raída capa y, sobre ella, se dejo ir con la
corriente.