C E D E I R A:
Cedeira:
Es un municipio español perteneciente a la provincia de A Coruña, en la comunidad autónoma de Galicia. Está situado en la
costa norte de las Rías Altas, en la
ría homónima donde desemboca el río Condomiñas.
Aunque la Sierra de la Capelada
conserva útiles de piedra pulimentada con más de 4.000 años de antigüedad que se han convertido en la prueba más
remota conocida respecto a la presencia del hombre en este país, tenemos que
remontarnos al siglo XI para certificar la existencia, a la orilla del mar, de
un lugar conocido como Cetaria.
Sobre ella ejerce señorío la poderosa familia condal de los Traba.
Pero, sin duda,
lo más significativo, es que en el mismo siglo XIII, el puerto de Cedeira mantiene relaciones con otros puertos allende los
mares. Por estas fechas, la villa cuenta con un recinto amurallado y en el
siglo XIV, se constata la existencia de
una fortaleza. Cedeira pasa a convertirse en vasalla de la Casa de Lemos. En el siglo XVIII se
levanta el fortín de la Concepción como respuesta escarmentada a un ataque
inglés.
Eterno guardián de la Ría de Cedeira, el
Castillo de La Concepción atesora cientos de años de historia local entre
sus gruesos muros de piedra, pulida por la brisa marina del Atlántico.
Majestuoso sobre Punta Sarridal, el
paso del tiempo lo ha convertido en testigo privilegiado de cruentas batallas
libradas contras las armadas británica y francesa, ansiosas por conquistar las
costas cedeiresas
Durante años, y
hasta entrado el siglo XIX, el Castillo
de La Concepción fue garantía de defensa ante los ataques enemigos.
Un paseo a pie
por la sierra de A Capelada
debe estar en la agenda de todo aquel que visite Cedeira. De esta
manera el caminante podrá tener la ocasión de disfrutar de la fauna que
habita en la zona. Lo más visible y fotografiado es el ganado: vacas y
caballos, muchos de ellos de Pura Raza
Galega que, sin ser salvajes, pacen en una libertad controlada. Desde
los miradores de los acantilados se pueden ver rebaños de cabras, algunas con una cornamenta
impresionante, que son en cierto modo asilvestradas.
Otros que
tenemos posibilidades de encontrarnos son los corzos.
Los zorros, con su espesa cola, son
relativamente fáciles de ver, otro habitante de la sierra: el tejón.
Más pequeño y
habitante todo el año es lo que aquí llamamos buxato, el ratonero, un ave rapaz de tamaño mediano que es fácil
ver apostada en lugares altos vigilando el suelo.
Lo que en un
principio fue el núcleo de la villa se configura a base de estrechas y
empinadas callejuelas, jalonadas por pequeñas viviendas la mayoría con galerías
y balcones de madera y forja. Sobre sus fachadas todavía lucen escudos
nobiliarios en piedra que identificaban a sus antiguos moradores. Familias como los Andrade, Montenegro,
Pardo... Y de aquellos años data igualmente la estatua yacente de Alonso Piñeyro, acompañada de frontal blasonado,
que puede visitarse en la iglesia parroquial dedicada a Nuestra Señora del Mar.
Decididos a
perdernos por esas angostas calles podemos descubrir los restos de la primigenia muralla defensiva que
rodeaba el casco histórico y al que se accedía a través de cuatro puertas o
portales.
Hay que
visitarla para poder vivirla.
LA LEYENDA:
DAMA XELDA Y
LA MEIGA ALDONZA CAMBAS
Hace muchos,
muchos años, dícese que había por tierras de Cedeira una meiga de mucha nombradía llamada Aldonza Cambas. Esta meiga o bruja tenía gran poder para hacer
encantamientos; y como era muy envidiosa, la gente le tenía mucho miedo.
Y cuéntase
que, envidiando la hermosura de una joven mora que había traído consigo un
hidalgo mozo, huido de Córdoba, en donde le tenían cautivo, y al cual había
ayudado a escapar aquella muchacha, un día que dicha joven andaba por el jardín
del pazo donde moraba, la meiga Aldonza
la encantó convirtiéndola en zarza, la puso en un camino que iba hacia el
santuario de San Andrés de Teixido. Y aconteció que muchos de los romeros que
se dirigían al santuario prendíanse las ropas en las espinas de la zarza y tenían que seguir su peregrinaje en figuras
de lagarto, serpiente o de algo por el estilo.
Un día, a
fin de cumplir una promesa con el santo San Andrés, la hija del conde, Saura Rosa Berengula, iba con otra
doncella, la Dama María Xelda, la
cual se tenía por muy sabia.
Iban las dos
caminando juntas, y al llegar al zarzal en donde estaba encantada Zulema, Saura Rosa se sintió prisionera de las
zarzas.
Empezó a
gritar horrorizada.
¡ Hay, valme, María xelda, que no
puedo pasar, me tiene presa este zarzal!.
¡ Parece cosa de encantamiento, San Andrés bendito¡ - dijo
Xelda ; y poniéndose en el camino, trazó con un palo un círculo alrededor de
las dos y de dijo a Saura que cortara uno de los tallos de la zarza. Y gritó :
¡ Preséntate, Aldoza, yo te lo mando; ven, desencanta a esta
joven!
La bruja, aunque bruja, no pudo
librarse del conjuro y apareció en el sendero.
¿ Que queréis, Dama Xelda?¿Para qué me llamáis vos, María ?
Quiero, y te mando, que desencantes a quien tienes aquí
encantada.
Tenéis mucha arrogancia, Dama Xelda, y os mostráis muy soberbia- y se reía;
luego, añadió – Todavía nadie ha mandado
en mí desde que vivo en esta tierra. Sabed, Maria Xelda, que a Aldonza la
meiga, pobres, ricos y fidalgos, todos me bajan la cabeza.
No será Xelda quien la baje. Jamás la bajé ante nadie, que, por
más que seaas bruja, yo ahora puedo más que tu. ¡ Además, que Dios habla por mi
boca y Él te ordena que desencantes a las doncellas que tienes encantadas en la
zarza.
Y como
testimonio de estas palabras de la virtuosa y sabía Dama Xelda se levantó una turbonada de viento y truenos y tembló la
tierra.
¡Sea| Quedais libres doncellas!- Dijo
espantada la meiga. Y salieron de la zarza la mora Zulema y Saura Rosa. Y, entre tanto, un torrente que se formó
arrastró el cuerpo de Aldoza Cambas.
Otras
jóvenes más quedaron desencantadas y todas juntas fueron a cumplir sus promesas
aa la romeria de San Andrés de Teixido, donde fue bautizada la mora Zulema con los nombres de Andrea Xelda María.
Pocos días
después, el conde casó a su hijo con
Dama Xelda por agradecimiento de aquel hecho que le había salvado a su
hija; y Zulema entró en
un convento, donde al cabo de algunos años murió como una santa.
Camiño de San Andrés Camino
de San Andrés
Nas ponlas de unha silveira en las ramas de una zarza
En onde estaba encantada en donde estaba encantada
A linda moura Zulema. la linda mora Zulema
Encantouna cando estaba la encanto cuando estaba
Collendo nas azucenas cogiendo azucenas
En o jardín do seu pazo en el jardín de su casa
Aldonza Cambas a meiga. Aldonza Cambas la meiga.
Nas ponlas de unha silveira en las ramas de una zarza
En onde estaba encantada en donde estaba encantada
A linda moura Zulema. la linda mora Zulema
Encantouna cando estaba la encanto cuando estaba
Collendo nas azucenas cogiendo azucenas
En o jardín do seu pazo en el jardín de su casa
Aldonza Cambas a meiga. Aldonza Cambas la meiga.