Boqueijón
(oficialmente, en
gallego, Boqueixón, desde 1985)
es un municipio de la provincia de La Coruña, Galicia, España. Limítrofe a los
municipios de Santiago de Compostela, a
sólo ocho kilómetros de la capital gallega, Vedra, Touro y Villa de Cruces.
La historia del Ayuntamiento
de Boqueixón está fuertemente ligada a su principal fijo geográfico y
mayor riqueza natural con el que cuenta:
el Pico Sacro, uno de los montes más míticos y conocidos de Galicia. La silueta
del Pico Sacro sirve de punto de referencia paisajística en una amplia zona
territorial.
El Pico Sacro es una fuente de innumerables leyendas y cuentos
populares. Este monte
es venerado por los habitantes de la comarca antes y después del cristianismo, cumpliendo un papel fundamental
en el mito del traslado del cuerpo del Apóstol Santiago. Tiene una
peculiar morfología a base de rocas de guijarro cristalizado y una altura de
553 metros sobre el nivel del mar.
Según una leyenda de la Reina Lupa
recogida en el Códice Calixtino, que narra la llegada del cuerpo del
Apóstol Santiago a Galicia, se cataloga al Pico Sacro como la primera
tumba del Apóstol. ( Leyenda que ya
conté ).
Desde
la Vía de la Plata, el Pico Sacro marca la última etapa del Camino
de Santiago,
siendo el primer lugar desde donde se ven las ansiadas torres de la catedral
compostelana. Además de esta importantísima leyenda hay otras muchas que
nacieron directamente de las gentes que habitan en la contornea y que tienen
como protagonistas los personajes de la mitología tradicional gallega, como
son los moros y las serpientes que
habitan en las misteriosas cuevas que hay cerca de la cumbre del Pico.
La leyenda :
LA LEYENDA DO PICO SACRO
Sobre la torre que en tiempos muy
remotos había en el monte llamado PICO
SACRO, cerca de Santiago de
Compostela, dícese que quien pasara por algún camino próximo a ella durante
la noche, podría oír los lamentos y
gemidos de una señora allí encantada por un gigante y bien guardada, sin
que nadie pudiese acercarse a ella.
Algunos
que lo intentaron con intrepidez allí quedaron muertos; y allí están, según se cuenta, los esqueletos
colgados en la entrada del pazo subterráneo. Dos gigantes de hierro, que se mueven mediante un ingenio de las
puertas cuando alguien intenta abrirlas, dejan caer sus pesados martillos, que
tienen cogidos a dos manos, y machacan las cabezas de los atrevidos. Y si esto
no bastara, dícese que tras las puertas hacen guardia unos fieros leones que los destrozarían a zarpazos y dentelladas si por
acaso pudieran esquivar el primer artefacto.
El
gigante del pazo es un gentil, o sea un mago idólatra y brujo, que por arte de magia destruyó las
paredes del castillo e hizo con las piedras de ellas y con los peñascos que
había alrededor grandes montones que cubrieron la entrada del pazo donde tiene
su morada.
Decíase que los frutos que deberían
cosechar los labriegos iban todos para los grandes depósitos y graneros del
pazo del Pico Sacro, que ya nadie sabe dónde está porque las rocas lo cubrieron
hace muchos años; tantos que ningún anciano lo recuerda. Pero se cree que
comienza su camino en la cueva que allí existe.
Pero, a pesar de eso, no hay muchacha soltera que se atreva a
pasar al anochecer por cerca del carballo “roble” de las Cambas, pues ni
aun encomendándose a San Lorenzo, patrón de la parroquia, deja de correr el
peligro de ser llevada por los remolinos del viento hasta el salón del pazo del
Pico Sacro, de la misma manera que va el pan de las leiras “fincas” en víspera
de la siega.
Una
viejecita muy vieja, me contó,
que ya hace un buen número de años, que según tenía oído decir a su abuela, cierta mocita de Boqueixon desapareció
un día, y al parecer , según alguien que la vio hablando al anochecer en la rua da Raiña Lupa “calle de la Reina Lupa “ con un señor, sospecharon si
era el encanto del Pico Sacro, que la habría llevado para su temible pazo.
Pasó mucho tiempo sin que nadie la
viera ni que cosa alguna se supiese de ella, hasta que al cabo de cincuenta años apareció en Boqueixon muy envejecida, con
los cabellos blancos, el rostro surcado por cavadas arrugas y los ojos ciegos.
Conocieron quién era porque la infeliz preguntaba a todos los que la hablaban
por la madre de aquella rapaza desaparecida: La señora Marica, muerta hacía ya mucho tiempo.
Y contaba la cuitada cómo el señor que
había hablado con ella siendo moza le dijo que fuera con él, que iba a ser como
una reina, y que tendría hermosos vestidos y ricas arracadas y collares y
aderezos, y otras joyas de oro y piedras
preciosas y brillantes de muchos colores; y que había de ser servida por
criados. Y como ella le decía que no quería ir, le dio a beber un vino que era mejos que el tostado “ vino dulce típico
de Galicia y norte de Portugal”.
Y después que bebió aquel vino se
adormeció; y al despertar, se encontró en un salón muy lindo, lleno de espejos
por las paredes, con marcos dorados y grandes cortinas y ricas mesas y sillas;
y, en una mesa cubierta con un mantel blanquísimo bordado de flores y pájaros
de muchos colores, le dieron manjares sabrosísimos y vinos dulces y apetitosos
y golosinas que en su vida había probado ni imaginara que pudiese probar nunca.
Fue
una vida de placer y de encantamiento; y así, entre fiestas y xantares
“comidas” deliciosos y cantares y músicas y bailes, se olvidó pronto de los
padres, de Boqueixon y de toda su vida anterior…..Hasta que, pasados algunos meses, parió un niño mouro coma un boi de mouro “
Árabe como un buey árabe” . Y aquello le produjo mucha pena, al saber que
tenía un hijo de moura ralea “raza
árabe”. Y entonces le entró la morriña. Pero el señor del pazo donde se
hallaba díjole pocos días después, cuando ella pensaba que iba a reanudar su
vida de placeres:
“ Te ha pasado lo que te pasó porque fuiste
desleal para conmigo y me traicionaste con uno de mis criados mouros ( árabes):
así, de ahora en adelante dejarás de ser mi amada y serás la esclava de todos
los que habitamos en este pazo; y para todos trabajarás y servirás a todos sin
quejarte, ya que por tu poco juicio te perdiste”.
Y entonces la rapaza lloró los siete
lloreres y le pidió al señor que la perdonara y tuviera piedad de ella, pues no
sabía lo qué pudiesehaberle sucedido para que tal cosa le ocurriera como le
había ocurrido; a no ser que le dieran un bebedizo para burlarse de ella y
desgraciarla.
Pero nada le valió, y tuvo que cumplir el castigo que le había
sido impuesto. Y de tantos trabajos y de tantas amarguras y de tantos
llorares que lloraba a diario, fue envejeciéndose y perdiendo la vista de sus
ojos, hasta que un día, sin saber cómo ni cómo no, se encontró en la rua da Raiña Lupa “ calle de la Reina Lupa “ y fue a
dar a Boqueixon de donde hacía tantos
años que la habían llevado.