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Definición de
dolor crónico
El dolor es una
sensación del cuerpo en respuesta a estímulos
nocivos capaces de producir daño en el organismo. Hablamos de dolor
crónico cuando se prolonga más allá del tiempo esperado de curación de la causa
originaria, habitualmente, un dolor de más de 3 ó 6 meses de duración.
Se trata de una
experiencia unipersonal, que variará según otras experiencias de dolor vividas
por el paciente, así como también se verá influido por su nivel sociocultural y
su raza.
La incidencia del
dolor crónico en la población actual es muy importante. Se calcula que en
España sufren dolor crónico el 12% de los pacientes. La duración media del
dolor crónico es de unos 9 años y supone una de las primeras causas de baja
laboral.
El paciente con
dolor crónico se ve afectado en todas sus esferas. Empeora su calidad de vida.
Se compromete su trabajo, su relación con su entorno familiar. Sufre de
insomnio, de ansiedad, pierde el apetito, etc.
Enfoque
terapéutico
En el plan
terapéutico se debe establecer una estrategia multidisciplinar. Aparte del
tratamiento farmacológico, se debe establecer un tratamiento rehabilitador y
una terapia psicológica. Se deben establecer unas metas realistas y claras, en
función de cada caso. El paciente debe responsabilizarse de su tratamiento,
debe ser constante y cumplidor.
Unas pautas
generales de tratamiento pueden ser la combinación de diferentes fármacos que
actúan por diferentes vías en el organismo, para controlar la respuesta al
dolor y asociarlo a técnicas de infiltración y bloqueos nerviosos.
Los fármacos que
más suelen emplearse en el dolor crónico son los antidepresivos y los
antiepilépticos. Se tratan de fármacos que actúan sobre el sistema nervioso y
alivian el dolor crónico mediante la modificación en la liberación de
neurotransmisores en los circuitos nerviosos que participan en la cronificación
del dolor. Además, mejoran el estado de ánimo y la calidad del sueño.
Los opioides
suelen ser otro tipo de fármaco empleado habitualmente en el tratamiento del
dolor. Huyendo de los tópicos de la opidofobia, por asociación histórica de
estos fármacos a pacientes oncológicos o a riesgos de adicciones, hay que
reconocer que son fármacos que tratan de una manera eficaz el dolor crónico de
intensidad moderada – severa. Para este fin, pueden usarse con seguridad,
siempre bajo control médico, supervisando su tolerancia y controlando los
efectos secundarios más frecuentes (nauseas y vómitos, estreñimiento, picores).
Cuando el dolor
no se consigue controlar con la medicación o el paciente no tolera la
medicación, por los efectos secundarios o por su patología de base, se
establece un siguiente escalón terapéutico que son las técnicas
intervencionistas. Van desde técnicas de complejidad baja, como pueden ser las
infiltraciones epidurales, las infiltraciones intrarticulares, los bloqueos
nerviosos, otras de complejidad intermedia como pueden ser los bloqueos
simpáticos, hasta las de mayor complejidad, como pueden ser la implantación de
catéteres con infusión de medicación o de electrodos de estimulación nerviosa.
En la actualidad
se disponen de múltiples herramientas que permiten tratar el dolor y controlar
su intensidad, para mejorar la calidad de vida de los pacientes con dolor
crónico. En ASANES, disponemos de los medios y los profesionales capacitados
para abordar el dolor.