Jan 25, 2016

La Voz de Galicia entrevistó a Jose Manuel Brandariz, presidente de AEGUSA



José Manuel Brandariz presidente de la Asociación de Profesionales y Empresarios Gallegos de Estados Unidos y distribuidos y productor de cine en Miami

Mantiene intacto su vínculo con Galicia, donde nació y abandonó de niño cuando sus padres emigraron a Venezuela. Hoy, José Manuel Brandariz es un referente en la empresa cinematográfica de EE.UU. Primero fue distribuidor de vídeos y películas a Latinoamérica para dar el salto e incorporar a su empresa la producción de películas, algunas filmadas en Galicia.

José Manuel Brandariz es gallego de Alvedro, A Coruña, pero también es gallego de Venezuela, donde pasó su infancia y su juventud, y de Miami, donde vive ahora, donde tiene su negocio y donde preside la Asociación de Profesionales y Empresarios Gallegos de Estados Unidos.

—¿Qué es la Asociación de Profesionales y Empresarios Galle-gos de Estados Unidos?
—Exactamente lo que dice su nombre. La fundé yo junto con el Igape (Instituto Galego de Promoción Económica) con la intención de reunir a empresarios gallegos que hagan negocios, entre los mismos socios de Estados Unidos, con los de otras asociaciones similares de otros países y, claro, con Galicia. Es como una especie de lobby.

—Además se dedica a la distribución y producción de películas.
¿Cómo entró en ese sector?
—Empecé en un videoclub que abrí con tres amigos cuando estábamos en la universidad, en Venezuela. Montamos un videoclub que se llamaba FJK que eran las iniciales de nosotros tres y ahí arranqué. Y desde ahí mira dónde estoy…

—¿Del videoclub de Venezuela saltó a Miami para crear una distribuidora de cine?
—Después del videoclub monté una compañía que se llamaba Súpervideo y que se dedicaba a la venta de películas a los videoclubs en Venezuela y de ahí salté a la distribución de venta de derechos de vídeo para toda Latinoamérica.
Cuando estas cintas fueron decayendo tuve que empezar a comprar derechos para televisión y cine. Y eso es lo que hago ahora, compro lo que se denomina all rights y que quiere decir que puedo venderlo a cualquier plataforma: cable, televisión, cine…

—¿Qué tipo de películas distribuye?
— Películas grandes, generalmente de cine: Los Mercenarios, Traffic…

—¿Cómo es de grande su compañía?
—Pues no sé… Lo suficiente como para vivir bien.

— ¿Cuánto factura?
—Entre veinticinco y treinta.
—¿Millones?
—Sí, millones de dólares

— ¿Cuánto cuestan los derechos de una de las grandes películas de Hollywood?
—Pues te voy a poner un ejemplo. Cuando compré los derechos de Los Mercenarios 1, la película me costó dos millones de dólares para toda Latinoamérica, Los Mercenarios 2costó tres millones y Los Mercenarios 3que salió hace poco costó cinco millones de dólares. Yo no quise entrar en el negocio porque era muy arriesgado y los que la compraron, que fueron unos socios brasileños que estaban conmigo en la primera, tuvieron la suerte de recuperar el dinero, pero mucha suerte porque la película en EE. UU. no funcionó, gracias a dios en Latinoamérica sí lo hizo. Yo soy mercenario, trabajo por dinero.

—¿En qué momento de la producción de una película compra usted los derechos?
—Ahora se compra en guion, ni siquiera puedes ver las películas. Antes, hace diez años, todavía daba chance de que alguna película estaba terminada y la llegabas a ver. Hoy en día, la competencia es muy fuerte y ya te la venden cuando está en preproducción. Lo único que te dicen es quién es el director, cuál es el presupuesto y quiénes son los artistas. Y con eso, te lo juegas.

—¿Ha tenido alguna metedura de pata fuerte? ¿Alguna compra que haya sido un fracaso absoluto?
—Cuando compramos Los Mercenarios era un paquete de diez películas. Había algunas que yo ya sabía que no iban a funcionar, pero teníamos la nueva versión de Conan y los brasileños apostaban por ella, aunque yo no. La verdad es que cuando vimos el tráiler de Conan quedamos todos impresionados, pensábamos que iba a ser la superproducción, era la locura el tráiler y estábamos todos encantadísimos. Tuvimos la suerte de que Los Mercenarios hizo mucho dinero, hizo cien millones de dólares en EE. UU. Con Conan estábamos  muy ilusionados, gastamos mucho dinero en publicidad y fue un fracaso rotundo en EE. UU. y en Latinoamérica tampoco funcionó.

—Y al revés, ¿una película que sorprendentemente haya recaudado mucho dinero?
—Slumdog Millonaire. Fue una película muy barata y fue un exitazo. En realidad lo fue porque ganó ocho oscars. La película es muy buena, es muy bonita, pero antes de que ganara las estatuillas era una película normal.

—Y ahí qué es lo que funciona: el olfato, la suerte, entender muy bien el mercado…
—En ese tipo de películas es cuestión de suerte. Las ves, te gustan y dices bueno, es una película con la que podemos recuperar el dinero y ganar algo. Pero hay cintas que te crees que van a reportar mucho dinero y nada. Es una lotería, sobre todo en la parte de cine. En la parte de cable y televisión el riesgo no es tan alto, pero en cine... Y si no sabes elegir, si no sabes comprar, lo más seguro es que quiebres.

—Además de la compañía de distribución de películas, usted tiene también una productora de cine. ¿Qué tipo de películas produce?
—He hecho una telenovela y produzco algunas películas. Pero producir telenovelas es muy difícil cuando no tienes detrás un canal de televisión. Después he hecho películas sueltas, nueve o diez. Acabo de hacer dos que se están terminando, una es la vida de Juan Diego, el indio de la Virgen de Guadalupe, y ahora acabamos de terminar en España Santiago Apóstol.

—¿Su productora se ha especializado en temática religiosa?
—Sí, porque no puedo competir con Hollywood. No puedo competir con películas de acción, no puedo competir con los grandes artistas de Hollywood. Así que decidí hacer películas para un nicho muy definido, en este momento estoy haciéndolas religiosas. Los canales de cable necesitan para Semana Santa, para Navidad, para el día del santo y les estamos me-tiendo artistas latinos muy populares que son conocidos en todo el mundo por las telenovelas.

—¿Y están funcionando bien?
—Sin duda. Hombre, me conozco muy bien el negocio. No es que tenga un seguro, siempre hay inconvenientes que pueden perjudicar la película, pero cuando conoces bien el negocio es muy difícil que pierdas grandes cantidades de dinero.

—¿Su compañía tiene relación profesional con Galicia?
—Sí, compro y distribuyo películas de productoras gallegas como Filmax, especialmente de animación: Pinochio 3000, El Cid, El Bosque Animado, Donkey Xote, Sueño de una Noche de Verano, el Ratón Perez, en-tre otras. Además, mi productora, Beverly Hills Production, rodó parte de la película Santiago Apóstol en Galicia, el resto de la película fue grabada en Almería, Marruecos y México.

LA ANÉCDOTA
José Manuel Brandariz es un hombre afable que reafirma su galleguidad con contundencia. Cuenta que aunque nació en Galicia, con pocos años se fue a vivir a Venezuela, dónde sus padres habían emigrado. Y recuerda el es-panto de aquel viaje y cómo el niño que fue Brandariz hizo todo lo posible, desde negarse a que le hicieran la foto para el pasaporte hasta resistirse a subir al avión que debía llevarle a Caracas. «Me metió la Guardia Civil en aquel avión, me agarraron entre dos guardias y me metieron en el avión», recuerda ahora riendo a carcajadas sobre su salida de Galicia. Ahora vuelve, siempre que puede. Pero sobre todo lleva Galicia por el mundo, con la peña que fundó en Miami, «Galegos forever», con la presidencia de la Asociación de Profesionales y Empresarios Gallegos de Estados Unidos o con la producción de su última película sobre el Apóstol.