Esta historia tan
bella de Sta. María de Conxo, que en aquel momento nadie podía imaginar que lo
que comenzó siendo una locura de amor acabaría convertido en un manicomio.
Esta leyenda pertenece a la peregrinación religiosa y al devaneo mundano.
Es el sepulcro de un
caballero y la celda de una dama.
La leyenda comienza en un pueblecito llamado Beauvais (Bratuspantium),
en la región de Picardía de la
actual Francia, en los albores del siglo
XII. Dicho territorio era gobernado por un anciano y noble caballero (Señor de Beauvais), padre del apuesto
y galante Almerico Canogio. En la
misma corte vivía una bella dama, rubia y de ojos claros, tan bella como
virtuosa, de nombre Rusuida. Y como en todas las historias de amor de la
época, que se precie también existía un pretendiente vil, cruel y malvado, que
era despreciado por Rusuida, el Conde Guarino.
Almerico Canogio y
Rusuida muy enamorados, deciden
contraer matrimonio. Cuando se están celebrando los festejos previos al enlace,
el señor de Picardía cae gravemente
enfermo, de una enfermedad desconocida y el Obispo Carnoto aplaza los esponsales y aconseja que Almerico
peregrine a Compostela para interceder por la salud de su padre ante el
Apóstol. Almerico Canogio como buen
hijo decide peregrinar a Compostela en compañía del Obispo Carnoto, para así lograr la curación de su padre.
Rusuida
intranquila por un mal sueño que había tenido, trata de convencerle para que no
peregrine, pero Almerico no presto
oídos a su amada Rusuida.
El Conde Guarino atisba
la posibilidad de librarse de su contrincante y decide seguirlo en el
peregrinaje, con el fin de encontrar una ocasión para darle muerte.
Almerico Canogio
rechaza todo tipo de escolta y enfundado en la esclavina y con el báculo en la
mano, parte para Compostela como un romero más en medio de los pajes que
acompañan al Obispo Carnoto.
El Conde Guarino
también partió siguiendo a Almerico. Pasan los días y Rusuida intranquila por aquel sueño que había tenido, y viendo que Guarino había salido tras su amado,
decide salir hacia los Pirineos acompañada de una dama y dos pajes, tratando de
dar alcance a su amado Canogio y
librarle así del peligro que le acecha, contándole la partida del malvado Guarino.
Sin embargo el tiempo corre en su contra y llega demasiado
tarde. Cuando Almerico Canogio y la
comitiva del Obispo Carnoto llevan
cuatro jornadas en España,
descansando en un Hospital de peregrinos.
A media noche una sombra atraviesa las galerías en dirección a la sala
donde descansan, es el infame Guarino
que al ver acostado y durmiendo a Almerico
Canogio atraviesa su cuello con una mortal estocada de su espada.
Poco después hace su entrada en el Hospital la bella Rusuida que al ver el crimen cometido
cae desolada en brazos del Obispo, y
allí mismo pronuncia un voto religioso. Por lo que allí mismo decide que su
prometido termine el Camino aún estando muerto.
El cadáver es trasladado a Santiago y Rusuida después de visitar la catedral de Santiago y pedir al
Apóstol la pronta recuperación del señor de Beauvais, buscando un lugar para
descansar se dirigen hacia el rio Sar, en las faldas del monte Pedroso, y sobre
un ribazo distingue una bandada de palomas volando en círculos.
La bella dama en ese momento decide emplear todas sus
riquezas en la construcción de una iglesia, para dar sepultura en ella a su
amado, en ese hermoso sitio donde vio volar en círculos la bandada de palomas (¿Fonte da Virxe?) y dedicarlo a la
Virgen poniéndole el nombre de Santa
María de Canogio ( Conxo).
El Arzobispo Gelmírez,
viendo la posibilidad de fundar el primer
convento de monjas de España, lo bendice y apoya, nombrando a Rusuida la primera Abadesa de la congregación.
Este monasterio fue
dedicado a la Madre de Dios en 1129, bajo la advocación de Santa María de
Canogio en recuerdo del infortunado amante, que fue enterrado en un lado del
coro de la iglesia. Restos que hoy no se conservan.
Sigue la leyenda que a la muerte de la abadesa Rusuida el monasterio cae en desuso,
hasta que Gelmírez decide refundarlo
instalando allí una congregación de Monjas Benedictinas.
La reforma monacal realizada en tiempos de los Reyes
Católicos disolvió el Monasterio, agregando a sus religiosas a la comunidad de
Antealtares. Poco después se instaló en
él una pequeña comunidad de Padres Mercedarios, que al pasar de los años llegó
a ser uno de los conventos Mercedarios más ricos de España.
En 1885 se inaugura
en los edificios de Santa María de Conxo el actual Manicomio de Conxo.
Lo que empezó como locura de amor, es un hospital para curar locuras.
Santiago Lorenzo
Sueiro
Presidente de
Alianzagalega