Situémonos en la zona de lo que hoy es A Guarda ( La Guardia ), cuna de Angelina, (madre de Joaquín y a la espera de un
biznieto), hace muchos, si digo, muchísimos siglos. Cuando en esas
tierras se habían asentado los Gravios
(una de las tribus más poderosas del pueblo celta).
Eilleen
(Bella como el sol), hija de Kendrya (El Campeón) rey de un castro,
había sido prometida en matrimonio a un hombre mayor que ella encontraba
repugnante.
Desafiando el deseo de su familia, se
negó a casarse. En lugar de ello, eligió a Brayan
(El Fuerte) rey de otro castro cercano, como su futuro esposo, a quien se
le apareció una tarde mientras él se encontraba con sus compañeros cazando en
un cerro cercano.
Cuando el joven vio a Eilleen, quedo encantado con la visión
de la hermosa princesa vestida de brillante oro, galopando en una poderosa
yegua blanca. Ella pasó por su lado sin brindarle ni siquiera una mirada. Brayan intrigado, envió a sus siervos a
capturarla y le pidió que se la trajeran. Pero estos regresaron y le informaron
que, aquella mujer corría con tanta rapidez que parecía que su caballo apenas
tocaba el suelo y que ni siquiera habían podido ver a donde se había ido.
Al día siguiente, Brayan regresó solo al cerro y, la princesa apareció montada en su
yegua, la persiguió pero tampoco pudo alcanzarla. A pesar de que su caballo
corría más rápido, la distancia entre ellos siempre parecía la misma. Por
último, el se detuvo y le suplicó a ella que se detuviese.
¿Si veías que venía tras de ti, por qué no te detuviste? - preguntó el rey.
Porque no me lo habías pedido. -respondió la princesa.
Eilleen entonces le hizo saber que ella había venido en
búsqueda del amor. Entonces Brayan
tomó las riendas de la yegua para guiarla a su castro, pero Eilleen sonrió con ternura y sacudió la
cabeza, diciéndole que deberían esperar un año para luego casarse.
Eilleen
regresó al año, vestida como
antes, de brillante oro, para saludar a Brayan
en el cerro. Él estaba acompañado por su ejército, como corresponde a un Rey en
su día de la boda.
En poco tiempo llegaron al castro de su
padre, un lugar majestuoso rodeado por un lago.
Después de la boda, se hizo una gran
fiesta para celebrar el matrimonio. Pero en medio de la fiesta estalló una
pelea. El hombre al que una vez se le había prometido a contraer matrimonio
estaba haciendo una escena, argumentando que no se debía permitir a la joven
princesa, que se case con alguien que no fuera de su pueblo.
Eilleen se alejó discretamente del lado de su marido,
para hacer frente a la situación. Y usando un poco de magia,
convirtió al hombre en un tejón y lo atrapó en una bolsa que tiró en el lago.
Desafortunadamente, él logró escapar y más tarde volvió a causar grandes
estragos en la vida de Eilleen.
Eilleen
fue acogida con satisfacción
por la gente de su esposo y admirada por su gran belleza y su hermoso canto.
Sin embargo, dos años pasaron sin que quedara embarazada del heredero al trono.
La cuestión de su sangre, su "aptitud" para ser reina comenzó a ser
puesta en duda. Pero afortunadamente, al año siguiente, ella se quedó
embarazada y tuvo un saludable hijo.
Una noche, cuando se despertaron,
encontraron la cuna vacía, por lo que la princesa fue culpada de no poder
cuidar ni de su propio hijo.
Por lo cual fue condenada a llevar sobre
su espalda a todos los visitantes que fuesen a la fortaleza de su esposo (castigo habitual entre las tribus celtas).
Durante cuatro años Eilleen estuvo
en la puerta de castillo, contando a todos los visitantes la historia de su
delito.
En el otoño del cuarto año, tres
desconocidos aparecieron en la puerta. Eran un hombre bien vestido, su esposa,
y un chico joven. Eilleen se levantó
para saludarlos diciendo: "Señores, estoy aquí para llevarlos
sobre mí a cada uno de ustedes a la corte del Rey, porque he matado a mi único
hijo y este es mi castigo". El hombre, su esposa, y el niño
desmontaron.
Mientras que el hombre levantaba a Eilleen, el niño le entregó un trozo de
vestido de bebé. Eilleen vio que era
de la tela que había tejido con sus propias manos. El muchacho entonces le
sonrió y ella reconoció que tenía delante de los ojos a su hijo, Pryderi.
Cuatro años antes, durante una gran
tormenta, el noble agricultor fue llamado al campo para ayudar a una yegua en
el parto. Entonces oyó el llanto de un bebé que estaba abandonado, él y su
esposa se quedaron con el bebé, y lo criaron como si fuera propio. Cuando los
rumores de la suerte de la princesa Eilleen
llegaron a sus oídos, se dio cuenta de lo que había sucedido y quisieron
devolver el niño a sus padres.
La
mayoría de las leyendas sugieren que el raptor fue el tejón, aquel antiguo
pretendiente que enfurecido porque Eilleen lo había rechazado, había escapado y
había tomado venganza, secuestrando a su bebé.
El muchacho fue reconocido rápidamente
cómo hijo del Rey Brayan. La
princesa Eilleen fue restaurada en
su honor y recuperó su lugar al lado de su marido.