El
día de San Juan es muy importante en nuestra tierra. Como lo es también en
muchos otros países. En todas partes, los romances recuerdan el día tan
señalado;
Día
de san Juan alegre,
niña,
vete a lavar:
pillarás
agua del pájaro
antes
de que el sol raye;
irás
en el amanecer del día
a
recoger agua fresca
el
agua del pajarito
que
la salud te ha de dar...
Otro
romance dice también:
Madrugada
de San Juan,
La
madrugada más garrida,
que
baila el sol cuando nace
y
ríe cuando muere el día.
¿Dónde
va, Nuestra Señora,
dónde
va, santa Maria?
Va
hacia la orilla del mar,
va
hacia la orilla de Ia ría...
Pero
también hay ciertos ritos en las costumbres de nuestras gentes, como son la
celebración de las hogueras nocturnas de la víspera; las hierbas santas con las
cuales se adornan las puertas y ventanas de las casas rurales; el lavarse con
el agua dejada a serenar durante Ia noche con las hierbas de san Juan; o el
bañarse en el mar a media noche para recibir las nueve ondas, o sumergirse en
el río nueve veces para purificar el cuerpo librándose de pecado.
Hay
también ciertos acontecimientos que suceden precisamente aquel día'. Y uno de
ellos es el que se refiere a la Cueva de los Encantos o Cueva de la Doncella que hay cerca de la villa de Vivero, en la provincia de
Lugo. Y se hacen en ellas buenas romerías todavía en nuestros días.
Este
Coto tiene algunas leyendas. Dícese que están enterradas bajo tierra dos vigas
que fueron de la capilla, una de oro y otra de plata. Y también que hay
escondidas dos arcas, una llena de oro y otra que contiene veneno. El oro y el
veneno llegan para hacer ricos o para matar a seis parroquias enteras.
No
sé bien lo que tendrá que ver una historia con la otra; pero cuentan también
los ancianos que en este castro había una cueva donde estaban encantadas
algunas mujeres. Una vez, un mozo de estos lugares caminaba por aquellos
andurriales cuando en la entrada de la cueva que allí había, vio a una
hermosísima doncella. Ante ella tenía una tienda con cosas para vender Él se
acercó a mirar y la joven le pidió que le comprara lo que más le gustara.
-Lo
que más me gusta -dijo él- son estas tijeras.
-Pues
llévatelas -respondió enojada, porque no se había
fijado en ella-, y que se te claven en los ojos.
Al
mismo tiempo en que el mozo les echaba la mano, las tijeras le saltaron a los
ojos y lo dejaron ciego.
Poco
tiempo después, otro mozo tuvo que pasar por allí. Atraído también por la
novedad, se acercó a ella, y se quedó mirándola como pasmado. La doncella era
muy hermosa. Tenía unos ojos oscurísimos y bellos y unos labios rojos y
codiciables. Los cabellos negrísimos hasta la cintura y joyas preciosas
rodeaban su cuello y ceñian sus brazos. El muchacho no se cansaba de mirarla.
Era tan terriblemente hermosa, que se sentía hechizado, incapaz de moverse.
Pero él era también un garboso joven, y ella le miraba dulcemente a los ojos
brillantes.
Él
se fijaba en la boca, que mostraba unos dientes perfectos al hablar. Sintió que
la deseaba ardientemente.
-Lo
que más me gusta es la tendera -dijo atreviéndose.
Ella
no se ofendió. En cambio le habló amablemente:
-Pero
yo no puedo ser par a ti, porque estoy encantada. Si tú fueses valiente podrías
desencantarme.
-¿Que
no soy valiente?... Dime, mujer, y verás...
-¡Mira
que vas a tener miedo!
-¿Miedo
yo?… cualquier cosa sería capaz de hacer para tenerte por mía.
-Podemos
probar... Yo me convertiré en una gran serpiente con una boca enorme y trataré
de morderte. He de lanzarme contra ti' ¡ten cuidado!... sólo tienes que cogerme
el extremo de la cola y darme un beso en la punta. Sólo de ésta manera se
romperá el encanto y casaré contigo.
Al
mismo tiempo, en lugar de la hermosa doncella apareció una horrible y
monstruosa serpiente con la boca abierta. El mozo dio un salto hacia un lado,
rodeándola con maña, y cogiéndole rápidamente la cola, la besó en la punta. Le
dio el beso sin la menor repugnancia, pues sabía que todo era debido al encanto
de la doncella que le robara el corazón. Al darle el beso, la serpiente
desapareció; y tenía ante él la hermosa mujer de la cueva, ya desencantada.
Cogieron algunos tesoros de la cueva, se casaron y vivieron
dichosos.