Nov 3, 2014

¿Por qué nos cae bien, o mal, una persona, si no hemos conversado nunca con ella?


No te ha pasado  que cuando ves a una persona  por primera vez  ya  crees que es inteligente, o torpe, o atrevida, o intelectual, o mentirosa, o  …  es decir, la juzgas  antes de haber intercambiado  una sola palabra con ella?.

Ya emites un Veredicto: ¡Mal!, ¡Bien!, Inteligente! ¡Intelectual! ¡Amoroso!, ¡fiel!, buen amante! ¡Mentiroso! ¡Exitoso! , etc, etc, etc. Y ese veredicto que emites, lo haces antes de mediar palabra alguna entre ustedes. Sin haberte hecho nada que compruebe lo que tú dedujiste de ella. Y lo más preocupante es que tú estás plenamente segur@, ¡y lo vas a comprobar!, que lo que pensaste de él/ ella es cierto.

No, no eres una persona problemática, no  eres una persona criticona, no eres una persona que siempre “piensa mal”, no eres una persona anormal, todo lo contrario, eres lo más normal de un ser humano.

Te voy a explicar por qué pasa eso: 
Nosotros  tenemos un gran aliado (a veces), o un gran obstáculo (otras veces) que está, sin darnos cuenta, en forma automática, inconscientemente, pendiente de la persona que por primera vez la vamos a conocer. Y pone todos sus conocimientos que durante más de 500 millones de años acumuló observando a “todo lo que se acercaba” para conocer si es amigo o enemigo. 

Ese es nuestro cerebro Reptiliano. Durante las épocas prehistóricas, y aun mucho más allá, en la época de nuestros pasados reptiles,  nos vimos en la necesidad de desarrollar un tipo de cerebro  que se mantuviera totalmente alerta de las señales  no verbales  que emitía el ser que se aproximaba y que por primera vez lo veía. Para qué? Pues para saber, o mejor aún, descubrir algún gesto  que le indicara si era amigo o enemigo. Y decidir si pelear, huir o permitir que ingresara y permaneciera en su zona o territorio personal.  Eran épocas donde estaba constantemente en riesgo la vida por la agresividad de los otros animales. Debía descubrir, en forma inmediata, para poder tomar una decisión rápidamente y descubrir, antes de que fuera tardía, si el que se acercaba era amigo o lo que quería era matarlo para saciar su hambre.

Bueno ese cerebro Reptiliano aun lo tenemos, llegó hasta nuestros días y lo compartimos con otros animales que  también  tienen  una  columna vertebral.  Es el responsable de todas nuestras acciones involuntarias.  Este cerebro Reptiliano controla las funciones del cuerpo requeridas para mantener la vida, tal como la respiración y la temperatura corporal. Y el que permite que el corazón, los pulmones, la sexualidad y todos nuestros órganos funcionen perfecta y automáticamente. Es el responsable de que odiemos tanto el cambio, ya que los reptiles repetían una y otra vez sus costumbres adquiridas  y odiaban cambiar sus rutinas ya aprendidas.

No tiene la capacidad para razonar. Solo actúa y ya!, No piensa en el pasado ni futuro, solo piensa en el momento actual. El ya!  Por eso con él no puedes conversar, es reaccionario!! Actúa inconscientemente. Es nuestro policía de vigilancia, de alerta, es  el que nos avisa de los posibles peligros que puedan ocurrir. Y actúa inmediatamente ante ellos.

También es el responsable de formar una zona  mental de TERRITORIEDAD  donde marca zonas de permiso de ingreso. Solo le doy permiso para ingresar a las personas que yo quiero, y rechazo a las que no quiero. (En otro artículo me referiré a eso).

El actúa inconscientemente, sin avisarnos. Actúa y Ya!! Él no pide permiso para hacer su función. Te imaginas si te pidiera permiso para poner en funcionamiento tu  corazón?, ¿Para poder respirar? ¿Para regular tu temperatura? Pedirnos permiso si nos va a atropellar un camión y te dice… oye, estoy viendo que un camión se aproxima y lo tienes a dos metros de distancia. Me das permiso para esquivarlo? Me das permiso para echarme a un lado? ya el camión te atropelló!! .Y así ocurría en la era de los reptiles. Si tenía que pedir permiso, o razonar sobre lo que pasaba… YA SE LO HABIAN TRAGADO!!

Por eso él actúa sin pedirte permiso, sin darte cuenta salta a un lado si viene el camión; pone el corazón a funcionar, pone los pulmones a respirar, etc. y pone toda su atención, ¡sin pedirte autorización!, lo hace AUTOMATICAMENTE, en observar a la persona que llega y darte un parecer, emitir un juicio, una evaluación que  dependiendo de las señales que guarda en su archivo, será positiva o negativa.

Esa evaluación no tiene que corresponder a la realidad, sino al resultado que le dio al meter las señales que capta de la persona, en el bombo de su experiencia vivida y saca  un resultado, una evaluación, un juicio.

Se pudiera pensar que todo este proceso de captar las señales que emite el otro, estudiarlas, evaluarlas, compararlas con las que tiene en su archivo, hacer un diagnóstico y emitirlo, pudiera tardar horas.

Pero no es así. Según muchos y valiosos estudios se pudo comprobar que el Cerebro Reptiliano tarda en emitir un juicio de valor de una persona, o un animal, en apenas 2 segundos. Y hay muchos investigadores que han demostrado que en apenas en MICROSEGUNDOS ya el Reptiliano emite una sentencia.

La pregunta importante es : ¿De quién depende que me caiga bien o mal una persona con la cual no he intercambiado palabra alguna, de ella o de mí? Una persona me va a caer bien o mal dependiendo de la calidad de las imágenes NO VERBALES que yo haya recabado y tenga archivadas en mi disco duro (Cerebro Reptiliano), las cuales fueron observadas y archivadas a través de mis varias experiencias vividas desde hace millones de años hasta el día de hoy.

Muy bien, ahora ,  ¿Qué pasa con ese juicio de valor?. ¿De qué me vale eso? ¿Es tan importante? Lo puedo cambiar? ¿Puedo hacerlo consciente? ¿Puedo emitir señales que indiquen al otro Reptiliano que soy una gran persona?. ¿Que soy competente?. Entonces es cierto la frase que dice: “No hay una segunda oportunidad para causar una buena primera impresión?

Ese juicio que emite nuestro cerebro Reptiliano es lo más importante en una relación de trabajo, de pareja, de negocios, etc. ya que es la clave de la comunicación. Pero  eso te lo diré en el próximo artículo del Newsletter de AEGUSA, con las respuestas de todas las preguntas anteriores-

Gracias.-











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